FRAGMENTOS.
"Con esa admirable y luminosa prontitud que caracteriza a los niños, en quienes el deseo, la deliberación y la acción no forman, por así decir, más que una sola facultad, por la que se distinguen de los degenerados hombres, en quienes, por el contrario, la deliberación devora casi todo el tiempo, me apoderé inmediatamente del más bonito, del más caro, del más llamativo, del más vivo, del más extraño de los juguetes."
"He conservado además un afecto duradero y una admiración razonada por esta singular estatuaria, que, por su lustrosa limpieza, el brillo cegador de sus colores, la violencia en el gesto y la decisión en la forma, tan bien representa las ideas de la infancia sobre la belleza. En un gran almacén de juguetes hay una alegría extraordinaria que lo hace preferible a un hermoso piso burgués. ¿No se encuentra allí toda la vida en miniatura, y mucho más coloreada, limpia y reluciente que la vida real? Allí vemos jardines, teatros, hermosos cuartos de baño, ojos puros como el diamante, mejillas encendidas por el colorete, preciosos encajes, coches, caballerizas, establos, borrachos, charlatanes, banqueros, comediantes, polichinelas que parecen fuegos artificiales, cocinas, y ejércitos enteros, bien disciplinados, con caballería y artillería. (...)"